martes, 2 de enero de 2007

EL NIÑO MIGUEL



"Miguel de Vega Cruz nació en Huelva en 1952. Gitano, hijo de un guitarrista conocido con el nombre de El Tomate. En plena adolescencia parecía destinado a un deslumbrante futuro en la guitarra flamenca. El premio de honor del IIº Certamen Nacional de Guitarra Flamenca y la publicación de sendos LPs le consagró muy joven aún como uno de los valores realmente a tener en cuenta. Sin embargo, el artista pronto dio muestras de una inestabilidad psíquica que alteraba su comportamiento, y que desde luego influyó negativamente en su arte. Hoy Niño Miguel está olvidado, y sobrevive en su tierra tocando con una vieja guitarra donde buenamente puede......"

Hace más de diez años acudí a un concierto del gran guitarrista flamenco Manolo Sanlúcar en el salón de actos del Monte. En uno de los descansos Manolo se quedó mirando a una persona en uno de los pasillos del local. Un tipo con un aspecto muy desaliñado, con una guitarra con dos cuerdas.... Yo entonces desconocía la historia de este genio. Manolo lo invitó a subir al escenario, le dio una guitarra en condiciones y viví uno de esos momentos que no se olvidan en la vida. Como gran amante del Flamenco con mayúsculas, y en especial de la guitarra, aún me quedo petrificado cuando lo veo por las calles de Huelva, como si viera al fantasma de la mayor leyenda de la historia de la guitarra flamenca que para la gente pudo ser, y que para mi fue aquella tarde en que fui testigo de su arte.....

Sirva este video para que nunca lo olvidemos. Gracias Miguel, tu música me ayudó y me ayuda en muchos momentos. Mientras escribo esto escucho tus "brisas de Huelva", gracias... otra vez...



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“Para mí, la película perfecta es como si se desarrollara detrás de tus ojos y tus ojos la proyectasen, de modo que vieras lo que deseabas ver. El cine es como el pensamiento. Es el arte más cercano al proceso de pensar. Mira esa lámpara al otro lado de la habitación. Ahora mírame de nuevo a mí. ¿Ves lo que has hecho? Has parpadeado. Eso son cortes. Tras la primera mirada, sabes que no hay motivo para hacer continuadamente todo el recorrido entre la lámpara y yo, porque ya conoces lo que hay en medio” .